En muchas ciudades del mundo, las antiguas fábricas, talleres, plantas eléctricas o cervecerías han pasado de ruinas del progreso a escenarios de cultura, arte y turismo sostenible. Lo que antes eran espacios olvidados, muros de ladrillo con ecos de máquinas detenidas, hoy son foros, museos, galerías o cervecerías artesanales que atraen visitantes, generan empleo y rescatan la memoria colectiva. Este fenómeno, conocido como reutilización adaptativa del patrimonio industrial, representa una de las estrategias más creativas y sostenibles del urbanismo contemporáneo.



