Para ganar un Óscar no solo se necesita una película extraordinaria, sino también emprender una campaña que integre acciones de comunicación, mercadotecnia y relaciones públicas. Un caso ejemplar es el de la cinta Roma.
Los consumidores han aumentado las búsquedas en línea para saber qué comprar y dónde, lo que supone una oportunidad para atraer clientes a las tiendas.