La memecracia vista por el INBA

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Por Darya Sarakouskaya / Shutterstock

Carlos Lara G., analista y consultor político

Siempre me ha atraído el análisis de la comunicación y la cultura por ser dos ámbitos dinámicos y de apasionante incidencia mutua. Por ello escribo acerca del apoyo brindado por el Instituto Nacional de Bellas Artes a un taller sobre “Memes”, a realizarse en las instalaciones del Munal. Sí, memes en el Museo Nacional promovidos y avalados por el INBA. Parto de la pertinencia institucional de que dicho instituto tiene como principal actividad, según su propia Ley Orgánica: “el cultivo, fomento, estímulo, creación e investigación de las bellas artes en las ramas de la música, las artes plásticas, las artes dramáticas y la danza, las bellas letras en todos sus géneros y la arquitectura”.

En mi época de estudiante, me apasionaba mucho la investigación de la comunicación; en una ocasión leí un reportaje intitulado “Los artífices del octavo arte”, trabajo que hacía referencia a la publicidad y cuyo tema central era parte de una especialidad avalada y reconocida por el INBA, curada por Rodolfo Rubio y Roberto Gómez y en la que participaban profesionales como Clemente Cámara y Asociados, Lowe Lintas, Ibope, Radio UNAM, Televisa y Grupo Ferrer. La especialidad estaba orientada a creativos, directores de marca y emprendedores.

Esto era entendible, si consideramos que en los primeros años de este siglo la publicidad adquirió un nuevo estatus, a partir de la implementación de estrategias novedosas que comenzaron a atraer la atención de instituciones poco asociadas a su entorno productivo, como era el caso del INBA. Además, este tipo de respaldo institucional no le era del todo ajeno, toda vez que cumple con la labor, también establecida en su ley, de organizar y desarrollar la educación profesional en todas las ramas de las Bellas Artes.

Años más tarde, el INBA promovió y avaló el singular diplomado en albures, organizado por el Centro de Estudios Tepiteños. En lo personal, todo esto me parece innovador por parte del instituto. Es más, en su momento yo mismo organicé con ellos en Guadalajara un coloquio en el que analizamos los “albures”, el “spanglish” y el “engañol” como variantes del castellano.

Más recientemente, y creo recordar que fue a iniciativa del escritor Alberto Chimal, el INBA apoyó la denominada “Twitteratura”. Sí, creación literaria en 140 caracteres, iniciativa que originó diversas opiniones de la mano de una gran convocatoria rica en creación de contenidos.

Sin embargo, el INBA ha decidido promover y avalar un taller de “Memes” impartido por la Escuela Nacional de Artes Memísticas y algo que se denomina Instituto Nacional de Bellos Memes, lo cual me parece tiene de tributo a la banalidad. Entiendo que hay mucho de creatividad en ello, de reapropiación y reproducción de los sentidos del mensaje, metadiscurso y semántica. Pero también mucho de inmediatez coyuntural de corte chafarrinoso, agresivo, evasivo y superficial.

Bajo mi punto de vista, es algo más propio de una escuela de periodismo o comunicación, no del Instituto Nacional de Bellas Artes. Algo que sí creo debería estar haciendo el instituto, antes que treparse al “tren del mame”, es entregar los Premios Nacionales, actividad central del Instituto, que llevan cuatro meses de retraso, y son el reconocimiento a lo mejor de la creación. Lo que son las cosas, esta situación en sí es digna de un meme.

 

 

 

*Las opiniones vertidas en este texto no representan el punto de vista ni la línea editorial de Revista NEO

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