¿Fluir ante las contingencias? Es posible
Por Laura Solano
Si nos preguntamos qué es esto de fluir sería recomendable remitirnos al autor Mihaly Csikszentmihalyi, creador de la teoría del flujo, quién destacó por sus trabajos en el área de la felicidad, creatividad, bienestar subjetivo, entre otros temas.
¿Pero, qué necesita una persona para fluir? Una de las cosas es lograr involucrarse de manera consciente y genuina en una tarea, estar implicado. Estar enfocado en la misma al cien por ciento, y buscar hacerlo de la mejor forma ayuda a centrar la atención y dar el máximo en ésta, la persona logra implicarse de tal forma que el tiempo trascurre sin dar cuenta de ello por que disfruta de la actividad en sí misma. Seguramente el resultado es una sensación de satisfacción que impulsa a continuar en el mismo “mode”; si se repiten estas acciones se van creando círculos virtuosos, y al final esta actitud causa un impacto en las personas con las que convivimos; imagina lo que se podría logra si cada persona viviera en un estado de plenitud en la actividad que realiza.
Tal vez, esto pueda parecer algo irreal e inalcanzable para algunos, probablemente lo sea si lo vemos como un estado permanente; pero, si cada uno puede encontrar una actividad en la que alcance este nivel de implicación, hablaríamos de una transformación no sólo de las personas, sino también de las empresas.
Cuando hablamos de empresas, es como si éstas fueran una especie de avatares de su filosofía y cultura; no olvidemos que éstas son lideradas por personas con una visión sobre el mundo y con deseos de lograr impactar en él, a través de los productos o servicios que ofrecen.
El que una empresa pueda fluir o no, depende mucho de la filosofía que adopta, y con ello el despliegue de acciones y estrategias para mantenerla. Entonces, cobra importancia el desarrollo del potencial humano, comenzando por las cabezas que dirigen las empresas, desde las micro a las macro. Pero fluir, al igual que miles de cosas en la vida, es un arte que se trabaja, se perfecciona, y va de la mano con la disposición a aprender nuevas formas de hacer las cosas.
Fluir no es permanecer en un estado de pasividad, porque tiene que ver con adaptabilidad a las circunstancias, conocimiento de las herramientas que se poseen, así como de todo aquello que falta para avanzar, tener visión. Estar atento es importante para captar las señales de alerta, que al final son datos arrojados por la realidad e indican direcciones que llevarán a ciertos resultados.
Pero en la contingencia que vivimos debido a la pandemia, la mayoría de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPyME´s) no fluyeron. Y esto deja al descubierto la gran necesidad de que tomen acciones, cambiando aquello que no está funcionando; pero al mismo tiempo, que se refuerce el apoyo hacia éstas, en forma de capacitación, innovación, tecnología. Por ello, educar en cuestiones de creatividad, o metodologías ágiles por ejemplo, resulta relevante; las empresas deben estar en una actualización constante; una formación continua de su personal porque es lo que permite hacer frente a las circunstancias presentes y futuras.
Lo positivo de esta pandemia es dar cuenta de todos los huecos que se tienen, y hacer lo necesario por subsanarlos para seguir avanzando. Una de las soluciones para estas empresas que se vieron afectadas en mayor medida por la brecha digital existente, fue la implementación del plan de digitalización MiPyME´s, que la OEA (Organización de Estados Americanos) creó para hacer frente a esta situación, éste consiste en brindar capacitación virtual gratuita en el tema de comercio electrónico, para lo cual se abrió el portal emprender.com.mx. De acuerdo a datos reportados en dicha página, sólo el 10% de micro/pequeñas empresas tiene una página Web, y menos del 3% vende por internet.
Lo anterior muestra la necesidad de estos sectores por acceder a herramientas para solucionar las brechas digitales; y resulta primordial, porque no hablamos de negocios, o locales, sino de los empleos de miles de personas, con familias que subsisten gracias a éstos.
La actualización constante para conocer herramientas que aporten valor a los negocios creará una diferencia a la hora de enfrentar adversidades, pero principalmente la comprensión del mundo en el que vivimos, y de la razón de ser de la tecnología; entender por qué usar una u otra herramienta tecnológica, aplicación o método, puede aportar valor; ver de qué forma esto puede ser un aliado en vez de verlo como una carga; estar en disposición de implementar cambios primero de mentalidad y después trasladarlo a los procesos.
El mundo sigue girando, y con él, la tecnología e innovación. Las micro, pequeñas y medianas empresas requieren de asesoría y capacitación para adentrarse al mundo digital; el comercio electrónico cada vez cobra más fuerza y es mejor estar preparados en todo momento pues no será la única contingencia a enfrentar. La conversión a lo digital era cuestión de tiempo, y estas circunstancias sólo aceleran el reloj.
Si en esta ocasión las empresas no fluyeron ante la contingencia, queda el aprendizaje y un gran trabajo por hacer. Tal vez, después de un tiempo puedan graduarse con honores en la materia del “fluir”.