Propiedad Intelectual en la era del streaming
Por: Víctor M. Adames*
Las nuevas tecnologías y el mundo digital han puesto nuevos retos a la propiedad intelectual por la necesidad de proteger debidamente Apps, softwares, o bien, que conseguir que se respeten los derechos de Propiedad Intelectual en el entorno digital.
La tecnología avanza a pasos agigantados y sin duda el sistema de Propiedad Intelectual si bien, cumple su propósito en un gran número de aspectos, hay ámbitos en los que requiere adaptarse
Por ejemplo, la tecnología del streaming se ha consolidado y actualmente existe la oferta de diversas plataformas como Neftlix, Amazon Prime, HBO MAX, Disney Plus, APPLE TV, entre otras. Mientras tanto, en el ámbito musical tenemos a Spotify, Apple Music, Google Play Music, Deezer, Youtube Music, entre otras. Y en el ámbito de los videojuegos, tenemos a PlayStation Plus y PlayStation Now de Sony, EA Access, Nintendo Switch Online, Twitch.
Los servicios de streaming, si bien, pueden funcionar como herramientas en el combate a la piratería, ya que en el modelo de suscripción mensual, el usuario puede pagar un valor para tener libre acceso a una amplia gama de contenidos, existen también diversos sitios de internet que ofrecen el servicio de transmisión de canales de televisión o películas mediante el pago de una “suscripción” y que operan ilegalmente, sin autorización de los distribuidores, y por lo mismo, afectan los derechos de autor y de propiedad industrial de terceros.
Ahora, con decisiones como la de Warner de estrenar sus grandes títulos de 2021 en HBO Max para EUA, o de Disney de también lanzar películas que iban a ir a las salas por Disney Plus debido a la pandemia, existe un gran volumen de hogares en los que estas películas son fácilmente pirateables para después subir a internet.
Los estudios parecen ser conscientes y empiezan a tomar riesgos, estrenando títulos directo por sus plataformas o bien, estrenando antes o al poco tiempo de su estreno en cine. Por ejemplo, Wonder Woman 1984 se estrenó en Europa, América Latina y China una semana antes de su estreno en cines y en HBO Max en EUA para inducir a que en estos territorios (donde no estaba disponible su plataforma) se fuera al cine antes de buscar descargas, algo que hubiera sido mucho más agudo si las fechas hubieran coincidido.
En México, por su parte, la piratería digital es un delito que encuentra tipificado y previsto en el Código Penal Federal, precisando que nuestro marco normativo fue incluso actualizado el 1º de julio de 2020 en el Diario Oficial de la Federación por el “DECRETO por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones del Código Penal Federal” y el cual dio cumplimiento a los acuerdos internacionales que México suscribió, como lo es el TEMEC.
Con esta reforma nuestro sistema legal intentó ponerse al día, ya que sin duda la piratería digital es un delito que ha crecido día con día y que se mantiene en constante evolución gracias a los cambios tecnológicos.
Sin embargo, el reto que se tiene frente a la piratería digital es que las autoridades se den abasto y puedan detener este tipo de ilícitos, y que los titulares de derechos de propiedad intelectual presenten las acciones respectivas para hacer valer sus derechos.
Ahora bien, el hecho de que exista un número muy alto de plataformas que ofrecen los servicios de streaming, que cada una tenga sus propios contenidos exclusivos o independientes, y el costo en las suscripciones por cada servicio, dificultan la labor de los usuarios para encontrar la serie o película que realmente demandan a cambio de un precio asequible. Esta fragmentación de contenidos a través de diversas plataformas provoca sin duda un aumento en la piratería.
De acuerdo con la firma AKAMAI, México ocupa el puesto 13 en el ranking mundial de accesos a sitios web de piratería, con los que alcanza los 3.1 M de visitas.
Por ello, es importante iniciar campañas educativas para los usuarios sobre la importancia de no consumir este tipo de productos ilegales, ya que violan derechos de Propiedad Intelectual de terceros, atenta contra la creatividad y por supuesto a los altos costos de producción o inversión, de las que dependen cientos de trabajadores afectados por la piratería.
El gobierno federal e iniciativa privada tienen que hacer campañas para concientizar a la sociedad sobre el problema y la legislación tiene que dotar de más acciones que puedan ser rápidas y eficaces para proteger a los titulares de derechos de Propiedad Intelectual.