Latinoamérica: El despertar empresarial hacia un futuro verde
Por Ángel Martí
En los últimos cinco años, la sostenibilidad ha dejado de ser una “opción cool” para convertirse en una urgencia de negocio en América Latina. El cambio climático, las nuevas regulaciones ambientales, la presión de los consumidores conscientes y el acceso a financiamiento verde están empujando a las empresas a replantear sus operaciones.

Sin embargo, entre la intención y la implementación sigue habiendo una distancia que muchos aún no logran recorrer.
Lo que sí se está haciendo: avances tangibles
En varios países de la región, algunas empresas están mostrando que es posible integrar sostenibilidad y rentabilidad. Un ejemplo es Grupo Bimbo, con operaciones en 33 países, que ya opera con 100% de electricidad renovable en México y ha implementado su propio sistema de energía eólica. Otro caso inspirador es Natura, la compañía brasileña de cosméticos, pionera en la medición del impacto ambiental y social de sus productos, e impulsora del modelo de negocio regenerativo en la Amazonía.
En Colombia, Bancolombia lanzó el primer bono verde del país y está desarrollando productos financieros sostenibles para apoyar a empresas en su transición ecológica. Y en Chile, la energética Colbún avanza en la descarbonización de su matriz energética, con un ambicioso plan de cierre de termoeléctricas.
Además, cada vez más empresas están adoptando marcos internacionales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los criterios ESG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) y herramientas como el Análisis de Ciclo de Vida para reducir sus impactos.
El gran pendiente: transversalidad y medición
A pesar de estos avances, la sostenibilidad aún no es un eje transversal en la mayoría de las empresas latinoamericanas. De acuerdo con el estudio “ESG en América Latina” de SAP y Oxford Economics (2023), solo el 31% de las empresas de la región integran completamente los principios ESG en su estrategia de negocio. Muchas acciones son fragmentadas, reactivas o más comunicativas que estructurales.
También persiste una falta de métricas claras para evaluar el impacto real de las iniciativas. El reporte Latinoamérica Sostenible 2024 de PwC revela que menos del 40% de las empresas publican reportes integrados o informes de sostenibilidad auditados, lo que complica la rendición de cuentas y la mejora continua.
Barreras y oportunidades
Las principales barreras que enfrentan las empresas en la región incluyen:
- Falta de incentivos fiscales o regulatorios consistentes.
- Dificultad para acceder a financiamiento verde, especialmente para pymes.
- Desigualdad en la formación de talento en sostenibilidad.
- Infraestructura limitada para modelos circulares o de energías limpias.
Sin embargo, también hay señales de oportunidad. Organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), IFC y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) están impulsando fondos, capacitaciones y alianzas para acelerar la transición. Además, los consumidores, especialmente las nuevas generaciones, están premiando a las marcas comprometidas con el planeta.
Lo que falta: valentía, visión y gobernanza
Para que Latinoamérica dé el salto a un desarrollo verdaderamente sostenible, las empresas necesitan pasar del storytelling al storydoing. La sostenibilidad no puede ser solo una narrativa comercial: debe estar en el corazón de la estrategia, la operación y la cultura organizacional.
El camino hacia un futuro sostenible está abierto, pero recorrerlo requerirá algo más que campañas: hará falta liderazgo auténtico, decisiones difíciles y una visión colectiva del bien común. Latinoamérica tiene el potencial. Lo que está en juego es demasiado grande como para postergarlo.