Cómo el employee engagement impulsa la reputación corporativa

*Consultor-Catedrático en Comunicación y Reputación Corporativa I Opinión Impulso Empresas2030
Vivimos tiempos marcados por la volatilidad, la incertidumbre y la desconfianza. En este contexto, las organizaciones enfrentan crecientes dificultades para diferenciarse de sus competidores. Condiciones como precios competitivos, una eficiente cadena de distribución o la excelencia operativa ya no son ventajas diferenciales; son expectativas mínimas.
Contrario a lo que postulan algunos enfoques tradicionales de management, la diferenciación no puede limitarse al plano comercial ni enfocarse exclusivamente en los clientes. Aunque estos son sin duda un stakeholder crucial, no son los únicos que influyen en nuestra reputación y éxito. Inversionistas, comunidades, autoridades, medios de comunicación, universidades y, sobre todo, los colaboradores, también forman parte de ese ecosistema de interés.
Particular atención merece el colaborador. Como he compartido en columnas anteriores, el empleado no solo ejecuta los procesos: es el origen y el reflejo del comportamiento organizacional. Somos quienes, con nuestro trabajo cotidiano, construimos la reputación de la empresa. Reputación que, como señala el Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership, es “el conjunto de percepciones y evaluaciones colectivas generadas por el comportamiento corporativo en los distintos grupos de interés, que motivan sus conductas de apoyo u oposición”.
Resulta paradójico que muchas organizaciones dediquen grandes esfuerzos a proyectar una buena imagen hacia afuera, olvidando que toda percepción favorable comienza dentro. La confianza —y por lo tanto la reputación— se construye de adentro hacia afuera.
¿Cómo lograrlo? A través del Employee Engagement. Según Stephen Robbins y Timothy Judge, este concepto representa el grado en que un empleado se identifica con una organización y sus metas, y desea mantenerse vinculado a ella. Un colaborador comprometido permanece más tiempo, trabaja con propósito, innova, es más productivo y se convierte en un aliado reputacional invaluable.
Además, desde la óptica externa, tratar bien al talento genera percepciones positivas. Hoy, una organización que cuida a sus empleados también gana en reputación.
Pero ¿cómo saber si lo estamos haciendo bien? ¿Cómo evaluar si la gestión del talento genera una percepción positiva dentro y fuera de la organización?
Una herramienta confiable para medirlo es Merco Talento, el Monitor Empresarial de Reputación Corporativa, que en 2025 celebra su tercera edición en México. Algunas de sus fortalezas:
- Se basa en un enfoque multistakeholder: recoge la percepción de diversos grupos de interés, determinados por una agencia independiente, no por las propias empresas.
- Considera la opinión de trabajadores actuales, talento del sector, potenciales empleados, expertos, analistas del entorno digital y población general.
- Su metodología es transparente y pública.
- El ranking es auditado por una firma independiente (KPMG) y sus resultados son de acceso abierto.
- No se requiere pago para ser incluido en el ranking; los ingresos de Merco provienen de los informes confidenciales que comercializa posteriormente.
Considerando que los mercados se mueven a una gran velocidad, la reputación es un ancla que puede sostener o hundir a las organizaciones. Y esa reputación empieza por casa. Apostar por el Employee Engagement no es una moda ni una estrategia de recursos humanos: es una decisión estratégica de negocios.
Si queremos diferenciarnos, generar confianza y prosperar, debemos mirar hacia adentro, cuidar a quienes cuidan de nuestro negocio y construir, juntos, una reputación auténtica y sólida. Porque los colaboradores no solo trabajan para la empresa: son la empresa.