Operación retorno: Cómo las empresas seducen a empleados para volver a la oficina
Durante la pandemia, millones de trabajadores en Latinoamérica descubrieron algo que parecía impensable: podían ser productivos desde casa. Sin traslados eternos, sin cubículos grises, sin el café recalentado de la oficina. Y muchos no quieren soltar ese nuevo estilo de vida.
Ahora, en 2025, las empresas enfrentan un reto silencioso pero urgente: ¿cómo lograr que sus colaboradores regresen a la oficina sin que se sienta como una imposición? ¿Cómo evitar que ese regreso se convierta en una razón para renunciar?

Algunas compañías han optado por el camino fácil: exigir el regreso. Pero ese enfoque puede salir caro. Los empleados buscan opciones. Y si no se sienten valorados, escuchados o motivados, se van.
Los riesgos son reales:
-Rotación de talento: Especialmente entre perfiles jóvenes y digitales, que priorizan la flexibilidad.
-Desconexión emocional: Volver sin propósito puede erosionar la cultura interna.
-Productividad a la baja: Un empleado desmotivado no rinde igual, aunque esté físicamente presente.
Empresas que han regresado
Algunas compañías en la región han entendido que el regreso no se trata de volver al pasado, sino de construir una nueva experiencia laboral. Aquí algunos ejemplos:
- Mercado Libre rediseñó sus oficinas como espacios de colaboración, con zonas de descanso, clases de yoga y hasta terrazas para trabajar al aire libre. No es solo una oficina: es un lugar donde pasan cosas.
- Grupo Bimbo apostó por un modelo híbrido con días de enfoque sin reuniones, y reforzó su programa de bienestar emocional. El mensaje es claro: volver no significa perder calidad de vida.
- Nubank, desde Brasil, ofrece espacios tipo coworking, comidas saludables y eventos presenciales que fomentan el networking. El regreso es voluntario, pero difícil de resistir.
- Falabella lanzó la campaña “Volver con propósito”, donde líderes comparten cómo el trabajo presencial potencia la cultura y la innovación. Además, rediseñaron sus oficinas con criterios de sostenibilidad y bienestar.
- Unilever, por ejemplo, transformó varias de sus oficinas en México y Brasil en espacios abiertos con áreas colaborativas, terrazas verdes y hasta salas de mindfulness. La lógica es simple: si el colaborador tiene que salir de casa, que la oficina le ofrezca algo más que un escritorio y una pantalla.
Cómo enamorar el regreso
Volver a la oficina no tiene que ser una mala noticia. De hecho, puede ser una oportunidad para reconectar, crecer y crear. Aquí algunas prácticas que se llevan a cabo, de acuerdo con expertos en cultura laboral:
- Flexibilidad real: No todos los días tienen que ser presenciales. Permitir que los equipos elijan cuándo y cómo volver genera confianza.
- Oficinas que inspiran: Espacios con luz natural, zonas de descanso, arte, plantas. Que se sientan más como cafés creativos que como centros de control.
- Eventos con sentido: Talleres, charlas, celebraciones. Que el regreso tenga momentos memorables.
- Reconocimiento visible: Bonos, días libres, experiencias exclusivas para quienes participan activamente en la cultura presencial.
- Transporte y comida: Facilitar el traslado y ofrecer opciones saludables para comer sin salir del edificio.
- Desarrollo profesional: Mentorías, capacitaciones y networking que solo ocurren en formato presencial.
Políticas que conectan
No todo se resuelve con sillones cómodos y cafeteras de especialidad. A veces, lo que realmente enamora son los gestos concretos, las políticas que dicen: “te veo, te valoro, te cuido”. Aquí algunas que están marcando la diferencia en empresas que quieren que sus colaboradores vuelvan con gusto, no por obligación:
- Día libre en el cumpleaños: Parece simple, pero tiene un gran impacto emocional. Empresas como Rappi y Globant ya lo aplican. Es un gesto que dice: “tu vida personal importa”.
- Bonos de transporte o estacionamiento: El regreso no debería costarle más al empleado. Empresas como Cemex y BBVA ofrecen apoyo económico para facilitar el traslado.
- Licencias extendidas por salud mental: Más allá de los días por enfermedad, algunas empresas están incluyendo días de “reset”emocional, sin necesidad de justificar con un diagnóstico médico.
- Reconocimiento presencial: Premios, agradecimientos públicos, desayunos con líderes. Volver a la oficina puede significar también volver a ser visto.
- Flexibilidad para trámites personales: Permitir que los colaboradores salgan en horario laboral para resolver temas bancarios, médicos o escolares, sin penalización.
El regreso a la oficina no es un castigo. Puede ser una nueva etapa, más humana, más consciente, más conectada. Pero para lograrlo, las empresas deben dejar de pensar en políticas y empezar a pensar en experiencias.
Porque al final del día, nadie quiere volver a una oficina. Lo que se busca es sentir que se está construyendo algo juntos.