Zach Pendleton: Toda la IA del mundo no importa si el planeta donde estudiamos está en riesgo
Instructure, empresa fundada en Utah, EEUU, en 2008, impulsa la educación a nivel global con soluciones tecnológicas que convierten la enseñanza en oportunidades de crecimiento para millones de estudiantes, desde la infancia hasta la vida profesional.
Su ecosistema, totalmente nativo en la nube de AWS y con 99.99% de actividad sin interrupciones, está disponible en 33 idiomas y en más de 100 países. Su producto estrella, Canvas LMS, es utilizado por instituciones educativas de primer nivel, incluidas las ocho universidades de la Ivy League en EEUU, así como por referentes en Latinoamérica como el Tecnológico de Monterrey, IPADE y Tecmilenio en México.
En este contexto de innovación educativa, Zach Pendleton, Arquitecto en Jefe de Soluciones Tecnológicas de Instructure, nos comparte su visión sobre cómo la Inteligencia Artificial, la personalización del aprendizaje, la ética digital y la neurociencia están moldeando el futuro de la educación.

Imaginemos el año 2050: ¿Cómo crees que será la experiencia educativa típica de un estudiante desde la infancia hasta la adultez, y qué pilares (tecnológicos, pedagógicos o sociales) sostendrán ese modelo?
Zach: Herramientas como la inteligencia artificial están facilitando a los estudiantes el acceso al conocimiento en casi cualquier formato y en casi cualquier momento, incluso con más potencia de la que tuvo Internet. Esto significa que la entrega de contenidos se desplazará cada vez más hacia métodos autodirigidos o impulsados por la inteligencia artificial, mientras que los educadores tendrán más tiempo para organizar contenidos, aclarar conceptos a los estudiantes y trabajar individualmente con más alumnos. Además, la evaluación debe volverse más activa y significativa que las simples pruebas que tenemos hoy en día.
¿Cuál crees que será la próxima gran tecnología disruptiva en educación (más allá de la IA y la realidad virtual) que redefinirá cómo aprendemos, y qué riesgos podría traer su adopción masiva?
Zach: Creo que la compleja red de tecnologías necesarias para impulsar la adopción global de programas basados en competencias y credenciales (IA, credenciales verificables, herramientas físicas como NFC o Comunicación de Campo Cercano, por sus siglas en inglés, y que es la misma tecnología que habilita el pago sin contacto) va a dar un vuelco total tanto a la educación tradicional como al aprendizaje profesional y a reducir drásticamente la brecha que hoy existe entre ambos.
En un mundo donde el conocimiento se vuelve obsoleto rápidamente, ¿cómo deberían evolucionar los sistemas de evaluación y certificación para seguir siendo relevantes?
Zach: Los sistemas de evaluación y certificación deben desarrollar herramientas capaces de captar unidades de aprendizaje y demostración más pequeñas y naturales. La lectura de una entrada de blog, la realización de una tarea en el trabajo, etc. deben poder rastrearse y etiquetarse de forma fiable para permitir el tipo de aprendizaje rápido y bajo demanda que se está convirtiendo en algo normal.
Con el avance de la IA personalizada y los tutores digitales, ¿qué aspectos esencialmente humanos de la educación (como la motivación, la creatividad o la empatía) crees que nunca podrán ser reemplazados?
Zach: La IA es una herramienta maravillosa para ayudar a los estudiantes a acceder a los materiales de aprendizaje de la forma más adecuada para ellos, pero no tiene la capacidad de un profesor para inspirar a los estudiantes. Esa conexión abre la puerta a temas de aprendizaje y opciones profesionales que un estudiante tal vez ni siquiera sepa que existen. Ese tipo de conexión no puede existir entre un ser humano y una herramienta, sino entre un alumno y un profesor.
¿Podrá la tecnología cerrar la brecha educativa global, o más bien acelerará la desigualdad entre quienes tienen acceso a innovaciones y quienes no?
Zach: Las recientes innovaciones en IA se centran casi todas en la reducción de costes. Si esta tendencia continúa -yo creo que así será-, cada vez más centros educativos podrán utilizar herramientas como la IA no solo para ampliar el acceso a los materiales de aprendizaje, sino también para mejorar los resultados de todos los alumnos.
En un futuro donde el autoaprendizaje sea la norma gracias a plataformas adaptativas, ¿qué papel deberían jugar las escuelas y los docentes para no quedar obsoletos?
Zach: Las escuelas tienen que ser algo más que meros dispensadores de conocimientos. Ahora más que nunca, los profesores y las instituciones deben asociarse con los estudiantes para proporcionarles formación, orientación y una estructura que mejore el aprendizaje y ofrezca más valor que las simples clases.
¿Cómo crees que los avances en neurociencia cognitiva y biohacking (como interfaces cerebro-computadora) transformarán la forma en que optimizamos el aprendizaje?
Zach: Del mismo modo que la calculadora abre a los estudiantes a temas más complejos, la neurociencia cognitiva y el biohacking pueden mejorar la capacidad de los estudiantes para cumplir los requisitos más fundamentales del aprendizaje, como el recuerdo y la memoria, liberándoles para dedicar su tiempo a objetivos de aprendizaje más complejos.
¿Cuáles son los dilemas éticos más urgentes que enfrentará la educación del futuro (por ejemplo, privacidad de datos, manipulación algorítmica o dependencia tecnológica), y cómo podemos prepararnos para ellos?
Zach: El uso de los datos y la privacidad siguen siendo una preocupación constante: la elección entre la verdadera privacidad y el uso de los datos para mejorar la tecnología nunca es tan sencilla como parece, y requerirá que evaluemos constantemente lo que perdemos y lo que ganamos. Además, creo que todos los que nos dedicamos a la educación debemos reflexionar sobre cómo queremos que sea la educación y qué queremos (y qué no queremos) que la tecnología haga por nosotros. Si no tomamos estas decisiones, las tomarán por nosotros de un modo que puede perjudicar la relación entre alumnos y profesores. Por último, la IA y las tecnologías relacionadas tienen un coste medioambiental significativo que debe tenerse en cuenta y abordarse: toda la IA del mundo no importará a los estudiantes cuyo planeta ha sido dañado por un cambio climático evitable.