Las empresas digitales crecen

Jorge Vázquez, CEO Redegal

 

La revolución tecnológica en la que nos encontrábamos en los últimos lustros antes de la crisis sanitaria ya apuntaba a una aceleración en los beneficios del sector tecnológico. La llegada de los confinamientos y la irrupción del teletrabajo no han hecho más que echar más gasolina al imparable crecimiento del sector. En los últimos 10 meses las empresas que sobreviven han avanzado en la transformación digital más que en los últimos 10 años. Un desarrollo digital que ha traído inmediatez y agilidad para solventar problemas y ejecutar procesos.

 

Compuiter

 

Las acciones de empresas relacionadas con el turismo, ya sean tecnológicas o no, están convirtiéndose en auténticos chicharros a tiro de oportunistas. Sufren grandes caídas tanto en sus cotizaciones como en sus ebitdas, por lo que ni a precios de derribo puede que resulten interesantes para inversores. Sin embargo, no todas las compañías están sufriendo ni reaccionando en los mercados financieros de la misma manera. Un buen grupo de empresas vinculadas al sector farmacéutico y al sector tecnológico están viéndose claramente beneficiadas por la pandemia.

 

2020 puede ser un año para olvidar, pero las grandes empresas tecnológicas en su conjunto crecieron casi un 50% de media. Los confinamientos provocaron la aceleración digital de casi el 100% de los sectores y generalizó el teletrabajo. Empresas con herramientas para el uso laboral como Zoom pasó de 90 millones de usuarios a más de 400 y firmas de material de entrenamiento como Pelotón revalorizaron su cotización más de un 400%.

 

Tecnología, salud, negocios disruptivos y alimentación continúan concentrando las apuestas de inversión un año más tarde de la irrupción del virus . Cuando se habla de la psicología del inversor muchas veces sale a colación el “mal de altura”, por cuya norma deberíamos alejarnos de los valores que registran fuertes revalorizaciones. ¿Pero realmente van a frenar su escalada en breve? El mercado suena muy bien, con numerosos valores en su racha alcista, duplicando y triplicando sus valores y máximos históricos. Pero es probable que los pronósticos se desvíen un poco o mucho con una pronta corrección para equipararse con la situación de la economía global. ¿Merece una empresa como Tesla una revalorización del 700% en 2020 o como Zoom pasar el 75 dólares por acción a 400 en un año?

 

Los analistas siguen recomendando este tipo de valores, incluso se abren a la posibilidad de incluir otras compañías que, tras la modificación de los hábitos de los consumidores tras la pandemia, puedan incrementar sus ventas de forma exponencial. Aunque sea un firme defensor de los proyectos empresariales basados en la transformación y revolución tecnológica y en las empresas disruptoras, algunos valores pueden estar dramáticamente sobrevalorados frente a cualquier métrica bursátil convencional.

 

En turismo tenemos en Airbnb, un ejemplo de compañía disruptora. Al principio de la pandemia sucumbió a la gran crisis del sector y en pocas semanas perdió gran parte de lo creado durante sus 12 años de historia. En diciembre del año pasado salió a bolsa con gran expectación y sus acciones se dispararon en su debut con una revalorización superior al 140%. ¿Por qué? Los turistas se han atrevido a reiniciar sus viajes. Pero esta vez no a ver Manhattan u otros lugares lejanos, sino que la amplia mayoría optan por destinos próximos para disfrutar de sus seres queridos, experiencias frustradas durante los meses anteriores, prefiriendo casas como las que ofrece Airbnb en vez de hoteles.

 

Estamos en una situación en la que debemos sacar brújula y lupa para descubrir negocios nuevos, líneas disruptivas, negocios que giren sus estrategias hacia nuevos hábitos de los consumidores y también  aquellos cuyos resultados no estén afectados por los avatares del Covid-19.

 

¿Cuáles son nuestras necesidades de mañana y cómo se verán afectadas por la digitalización? ¿Cuáles son los cambios en las personas y en la industria durante esta incertidumbre pandémica? Son preguntas de difícil respuesta que los mercados se hacen día tras día para predecir las ventajas competitivas de las compañías que provocan el movimiento del dinero entre unos valores u otros. Como defensor de Porter me uno a su definición de las ventajas competitivas de una compañía y, por tanto, de su valor en el mercado: Liderazgo global en costes, diferenciación y foco.

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