¿Qué beneficios puede traerle a mi empresa una evaluación laboral?

Los empleados son el corazón de cada empresa. Tener un personal capacitado y eficiente es la base para el éxito en cualquier rubro. Pero conseguir empleados capaces no termina al momento de contratarlos.

 

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Imagen: cortesía

 

Con el tiempo, incluso los trabajadores más consistentes pueden variar en su desempeño. Es normal, somos humanos, y estamos atravesados por una multitud de factores que muchas veces no podemos prever. Es por eso que una evaluación eficiente del personal cumple un rol fundamental en mantener una empresa bien aceitada. En esta oportunidad, hablaremos sobre para qué sirve la evaluación del personal, cómo y cuándo hacerla .

 

¿Que puede ofrecerle a mi empresa las evaluaciones laborales?

Una correcta evaluación de desempeño laboral puede darnos información muy útil. Al poder comprender mejor los puntos fuertes y débiles de nuestros empleados, podemos desarrollar planes de capacitación u organización más personalizados.

 

Reconocer a un empleado que ha estado destacándose en su puesto, no solo es una motivación perfecta, sino que te permitirá ubicar a los recursos humanos de forma eficiente. Y, en el caso contrario, identificar empleados que se desempeñan por debajo de la media en algún área crea la oportunidad de ofrecer capacitación efectiva.

 

Entonces, la evaluación de desempeño laboral constante permite tomar decisiones informadas en cuanto a aumentos y ascensos. Esto nos habilita a formular planes a futuro más inteligentes y a tener una organización más acorde al estado actual de la empresa. Los recursos siempre son por naturaleza limitados, el utilizarlos de la forma más eficiente posible nos permite hacer más con menos. Contar con información actualizada es una forma muy útil de aprovechar los recursos humanos al máximo.

 

Los beneficios de una evaluación constante

Si bien realizar evaluaciones constantes tiene su costo, también cuenta con una amplia variedad de beneficios. El primero y más evidente es que crea un ambiente en el cual los empleados tienen en claro las expectativas de la empresa, lo que hace que se mantengan alerta. Es importante no abusar de esto, ya que las evaluaciones no deben en ningún sentido ser vistas por ellos como algo negativo. Esto podría generar tensiones y un clima laboral poco saludable.

Por otro lado, estar informado del desempeño individual de cada miembro del personal genera un flujo consistente y siempre actualizado de información. Como ya mencionamos antes, contar con datos actualizados nos permite utilizar de manera eficiente los recursos. Pero además, esto vuelve a la organización empresarial más sensible a cambios que podrían pasar desapercibidos.

Lograr identificar el motivo de una variación brusca en el desempeño, ya sea positiva o negativa, puede hacer toda la diferencia en la organización y en las estrategias que uno puede tomar.

 

Los diferentes métodos de evaluar el desempeño

Existen varios métodos distintos para realizar evaluaciones de desempeño, cada uno con sus ventajas y desventajas. Empezaremos por uno de los más extendidos: la evaluación por un supervisor (o método de 90 grados). Esto es quizá lo primero que se te viene a la mente cuando piensas en una evaluación de desempeño. Básicamente, consiste en que un empleado sea evaluado por persona inmediatamente superior en la cadena de mando. La evaluación puede consistir tanto en un cuestionario preestablecido o en un informe libre. Este método tiene la ventaja de que la persona que hace la evaluación conoce de antemano al evaluado, lo que permite tener un juicio más claro.

 

Por otro lado, también tenemos la autoevaluación. Como su nombre lo indica, aquí el empleado completa el informe calificando a sí mismo. La ventaja obvia es que es muy fácil de implementar, mientras que la desventaja, también obvia, es que los resultados sin dudas van a ser poco objetivos. Adicionalmente, este método es una forma útil de poder comprender a los empleados con sus propias palabras.

 

También tenemos el método de evaluación de pares (o método de 180 grados). Aquí, los empleados de igual rango se evalúan entre sí. Este método tiene la ventaja de darnos una ventana a cómo funcionan las dinámicas de áreas enteras de la empresa, siendo una forma perfecta de medir el clima laboral.

 

El siguiente método es la evaluación de 270 grados. Esta combina todos los métodos mencionados anteriormente, dando como resultado una visión profunda de la empresa en varios niveles distintos. Si bien es la más completa, tiene la desventaja de que requiere un gasto bastante importante de tiempo y energía.

 

Por último, tenemos la evaluación de 360 grados. Este tipo de evaluación se realiza tomando los datos obtenidos de la anterior y agregándoles la evaluación de los clientes. La evaluación de 360 grados comparte las ventajas y desventajas de su par de 270, pero se le agrega la dificultad adicional de tener que incluir el feedback de los clientes.

 

No existe un método que sea mejor que otro en todos los casos. Algunas empresas encontrarán en alguno más ligero toda la información necesaria para llevar a cabo estrategias efectivas. Mientras que otras quizá podrían sacarle mayor provecho a un método más completo

 

¿Cuál es la frecuencia ideal para las evaluaciones?

La realidad es que, desgraciadamente, no existe una respuesta definitiva que funcione para todas las empresas de todos los rubros. Los factores que varían son sencillamente demasiados para poder generalizar de esta manera. De una forma u otra, lo importante es que estas evaluaciones sean regulares y planeadas.

 

Para algunas empresas, una evaluación anual podría ser suficiente para evaluar el desempeño del personal. Mientras que otras se verían más beneficiadas con evaluaciones bianuales o cuatrimestrales. Algunos rubros incluso podrían llegar a demandar evaluaciones todavía más constantes.

 

Una regla para definir la frecuencia de las evaluaciones es el tipo de trabajo que se realice. Empresas cuyos trabajadores se organicen en base a proyectos específicos podrían sacar más provecho de evaluaciones frecuentes que aquellos que, por ejemplo, trabajen en roles fijos.

Sin importar cual sea el método y la frecuencia que elijas, no olvides tener en cuenta que las evaluaciones deben ser cómodas para los empleados. No podemos repetirlo lo suficiente. Caso contrario, no solo obtendremos datos poco fiables, sino que crearíamos un clima laboral negativo.

 

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