El postre que originalmente era un suplemento alimenticio
James Horlink, farmacéutico londinense, se dio a la tarea de desarrollar un suplemento nutricional para bebés. Sus estudios reflejaron que el trigo y la malta eran importantes para ayudar a la salud, así que con esa idea abrió una fábrica de alimentos infantiles en las cercanías de Chicago y, una década después, patentaron una fórmula de leche en polvo que lanzaron como “diastoid”, y que para 1887 fue registrada como leche malteada. Esta fórmula en realidad era una papilla en polvo de harina de trigo, leche entera evaporada y cebada malteada. Del último ingrediente tomaba su nombre.
La leche malteada tomó otro significado cuando los exploradores de montañas encontraron en ella cualidades livianas, no perecederas y nutritivas, lo que les permitía hacer largas caminatas. De hecho, una montaña en la Antártida lleva el nombre de Horlink, en honor al creador de la bebida.
A final del siglo XIX cuando la producción de refrigeradores y batidoras inició, lo que originalmente era alimentos para bebés se mezcló con bolas de helado, lo que hizo posible el poste que ahora conocemos.
La popularidad de las malteadas creció en tiempos de posguerra, cuando se usó como parte de la dieta de los soldados. Posteriormente surgieron las fuentes de sodas, donde los estudiantes se reunían alrededor de esta bebida. Para 1948, durante los Juegos Olímpicos, se les dio a los atletas para mejorar su rendimiento.
Con información de: Chantilly wip