Orgullo LGBTIQ+: Más allá de un día de celebración

Erika Vilfort
Por Erika Vilfort*

*Consultora en Reputación y ESG I Opinión Impulso Empresas2030

Junio es el mes del Orgullo LGBTIQ+, una ocasión que invita a reflexionar sobre los principios de diversidad, inclusión y equidad, así como su adopción real en el ámbito corporativo.

En el mundo empresarial, con la llegada de un nuevo inquilino a la Casa Blanca, surgieron especulaciones sobre si algunas compañías abandonarían estos valores para alinearse con la nueva administración. Recordemos que, durante la era Trump, las políticas fueron particularmente extremas, llegando a recortar fondos destinados a la comunidad LGBTIQ+.

Sin embargo, muchas empresas ondean la bandera multicolor sin una convicción genuina sobre los beneficios de la inclusión. Algunas incluso han caído en el pinkwashing, una práctica incongruente que consiste en celebrar simbólicamente el Orgullo mientras se ignora o silencia la discriminación hacia esta comunidad en hechos concretos.

Es innegable el avance que supone la empleabilidad para personas LGBTIQ+, un grupo históricamente marginado en el ámbito laboral. Pero la verdadera inclusión va más allá de contratar: se trata de garantizar igualdad de oportunidades, respeto y bienestar integral.

¿Por qué es crucial la tolerancia hacia esta comunidad?

Una sociedad que abraza la diversidad no solo protege mejor los derechos humanos, sino que fomenta la colaboración y el progreso colectivo. Por el contrario, las comunidades intolerantes perpetúan crímenes de odio, profundizan divisiones sociales y limitan su propio desarrollo al excluir a grupos enteros. Esto genera malestar, movilizaciones y una creciente militancia en defensa de derechos vulnerados.

En el entorno corporativo, la diversidad —ya sea por orientación sexual, etnia, religión o jerarquía— enriquece las perspectivas y fortalece la cultura organizacional. La productividad está directamente ligada al bienestar de los empleados: cuando ciertos grupos son excluidos, el malestar se traduce en conflictos internos, rotación de personal e incluso demandas laborales.

Celebrar el Orgullo con acciones concretas

La verdadera inclusión no se reduce a colgar una bandera arcoíris. Exige medidas tangibles:

  • Beneficios específicos: ferias de salud, líneas de apoyo psicológico y seguros médicos inclusivos.

  • Respeto cotidiano: uso de lenguaje inclusivo (más allá del "todes"), reconocimiento de la identidad de género y acceso a baños según la identidad autopercibida.

  • Compromiso público: patrocinio en eventos del Orgullo, rechazo a terapias de conversión y promoción de políticas antidiscriminación.

  • Educación y sensibilización: programas de RSE, capacitaciones en diversidad y contenidos que visibilicen a la comunidad.

Abrazar la diversidad no puede ser un gesto anual. Debe traducirse en un compromiso constante, integrado en la cultura organizacional y reflejado en acciones que transformen realidades. Solo así lograremos entornos donde la equidad no sea una excepción, sino la norma.

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