A una hora en automóvil desde el aeropuerto de Hiroshima, en las costas de Japón, hay un hotel cuyo principal atractivo es un recorrido entre cordilleras e islas que permite a los huéspedes conocer diversos paisajes sin la necesidad de salir de su habitación, pues el inmueble no es un edificio instalado en la playa sino un barco en movimiento.