Aumenta demanda de tratamientos antienvejecimiento a partir de los 40 años
Al llegar a los 40 años la piel y el cutis empiezan a manifestar signos visibles de envejecimiento y la aceleración de ese proceso preocupa ahora tanto a hombres como mujeres, pero mayormente a la población femenina, toda vez que disminución en la producción de estrógenos es característica a partir de la cuarta década de vida.
La Dra Rossana Llergo, presidenta de la Federación Mexicana de Dermatología (FMD), explicó que actualmente, el concepto de ‘envejecimiento saludable’ es una meta en el arte del buen vivir, en la forma en que envejecemos y vivimos este proceso, lo cual no solo depende de nuestra estructura genética, sino también del estilo de vida.
Destacó que “el envejecimiento cutáneo debe verse como un proceso fisiológico que puede ser modificado y para ello existen diferentes terapias que buscan no solo una corrección cosmética de los signos indeseables, sino que también se enfoquen a mejorar la calidad de vida”.
La Dra. Llergo detalló que en las terapias recomendadas para mejorar la piel en esta etapa de la vida se encuentran los nutracéuticos, se tratan de alimentos -o parte de algún alimento, que proporcionan beneficios para la salud, incluyendo la prevención y/o el tratamiento de enfermedades, mientras que los cosmecéuticos, se aplican tópicamente, y producen un efecto rejuvenecedor en el cutis o en la piel.
De acuerdo con la especialista, existen múltiples cosmecéuticos en el mercado, y son utilizados por quienes desean recuperar belleza y juventud en el cutis, por lapsos de tiempo.
Aseguró Pérez que a partir de los 25 años se pueden empezar a tratar líneas de expresión con el fin de prevenir que sean más profundas en la edad madura, y con toxina botulínica la cual busca relajar los músculos de la expresión facial, y siempre y cuando el especialista dermatólogo tenga un conocimiento preciso de la técnica de aplicación.
Sobre los rellenos cosméticos, el Dr. Jorge Ocampo, jefe del Servicio de Dermatología en el Hospital Dr. José E. González, de la Universidad Autónoma de Nuevo León, mencionó que son utilizados como parte de la búsqueda del equilibrio y la armonía facial. Son usados para mejorar el contorno facial, recuperando volúmenes que se han perdido, proporcionando hidratación y estimulación en la síntesis de colágeno.
Ocampo explicó que dentro de los materiales de relleno más utilizados en el manejo del antienvejecimiento por parte de personal no calificado, destacan el ácido hialurónico, ácido poliláctico, hidroxiapatita de calcio, entre otros, que representan un tratamiento efectivo, rápido, seguro y cómodo en el manejo antienvejecimiento, pero advierte que también se observa la aplicación de sustancias dañinas, por personal no calificado y que van desde el aceite mineral, aceite comestible y siliconas, y otras desconocidas, lo cual representa un riesgo terrible para la salud.
En relación con la tecnología aplicada a los tratamientos antienvejecimiento, la Dra. Ileana Arreola, directora de la Clínica Dermatológica DermaCenter, aseguró que hay terapias que tienen una creciente demanda como el láser, la luz pulsada intensa y la radiofrecuencia, que actúan mejorando el soporte, textura y alteraciones pigmentarias (manchas) del cutis, y que pueden constituir un complemento a los procedimientos quirúrgicos, y son ideales para quienes buscan terapias menos invasivas. Pero advierte que esos tratamientos siempre deben ser realizados por profesionales expertos, para evitar complicaciones que pongan en riesgo la salud de los pacientes.
Los especialistas de la Fundación Mexicana para la Dermatología alertaron que ninguna terapia ha demostrado individualmente ser beneficiosa en todos los pacientes como terapia única. Para optimizar resultados, es fundamental realizar una combinación de diversos tratamientos y por ello, es necesario acudir con un dermatólogo especializado en el campo de la cosmética, para obtener siempre los mejores resultados sin arriesgar la salud. Y también alertaron tomar precauciones ante la proliferación de innumerables terapias sin sustento científico, que prometen lograr un efecto antienvejecimiento, pero que puede ser perjudiciales para la salud.