Luces de Esperanza: electricidad y nuevas oportunidades para comunidades oxaqueñas
En el corazón de la sierra oaxaqueña, la oscuridad que por generaciones había envuelto a las pequeñas comunidades rurales comenzó a disiparse. La cuarta etapa del programa social "Luces de Esperanza" de Iberdrola México iluminó no sólo las casas, sino también los rostros de quienes, por primera vez, vieron la magia de la energía eléctrica en sus hogares.
El evento, celebrado en la comunidad de Shabaconde, en el municipio de San Blas Atempa, fue el escenario de un cambio histórico para 415 personas de 11 comunidades rurales. Bajo un cielo que prometía un nuevo amanecer, Paola Martínez, directora de Comunicación y Responsabilidad Social de Iberdrola México, lideró el evento de encendido que marcó el inicio de una era para estas familias.
“Nos congratula inaugurar la cuarta fase de Luces de Esperanza en Oaxaca. Con esta iniciativa buscamos que todas las personas tengan las mismas oportunidades de desarrollo, brindando un servicio tan esencial como es la electricidad”, señaló Martínez con visible emoción. Sus palabras resonaron en el ánimo de los asistentes, quienes por primera vez experimentaron lo que muchos dan por hecho: la simple pero poderosa acción de encender una luz.
La instalación de sistemas fotovoltaicos, financiada con una inversión de MX$7 millardos de pesos, no sólo llevó energía a 99 viviendas y una escuela en comunidades como San Juan Guichicovi y San Francisco Ixhuatán, sino que también brindó esperanza y una nueva perspectiva de futuro.
Durante la ceremonia, Victoriano Reyes, uno de los beneficiarios de Shabaconde, expresó con gratitud lo que significaba este día para su comunidad: “Somos la primera generación con electricidad en nuestras casas. Hoy comienza una nueva etapa para nuestra comunidad, más iluminada y más unida que nunca por el programa Luces de Esperanza. Gracias por voltearnos a ver.”
El impacto del programa no sólo se mide en la cantidad de hogares electrificados, sino en las vidas transformadas. Familias que antes dependían de velas y pilas para iluminarse ahora pueden destinar esos recursos a mejorar su calidad de vida, desde la educación de sus hijos hasta el fortalecimiento de sus actividades productivas, como la elaboración de totopos o la pesca.
El programa, que comenzó en noviembre de 2019, ha beneficiado a más de 7,700 personas en estados como Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí y próximamente llegará a Nuevo León. Con Iluméxico como aliado técnico y con el apoyo de gobiernos estatales y municipales, Luces de Esperanza se ha convertido en un símbolo de cómo la colaboración entre el sector privado y la comunidad puede cerrar brechas y encender nuevas oportunidades.
Mientras las luces brillaban en la noche oaxaqueña, los habitantes de Shabaconde y de las comunidades vecinas sabían que este encendido era sólo el comienzo para alcanzar una mejor calidad de vida. Para Iberdrola México, este proyecto representa un compromiso a largo plazo para llevar luz y esperanza a las regiones más remotas del país, y para las comunidades, significa un paso firme hacia un futuro más brillante.