El mercado digital requiere que las empresas se adapten rápidamente a un panorama competitivo y cambiante. En esta situación se ven obligadas a aumentar la eficiencia, la agilidad y la innovación de sus servicios para satisfacer las demandas de sus clientes, pero usualmente -a medida que los entornos técnicos se vuelven más complejos y los riesgos crecen- la identificación y consiguiente resolución de problemas críticos de TI también resulta cada vez más costosa en términos de tiempos y recursos necesarios.