Impulsar la acción climática: el mejor camino hacia una economía sólida

Por: Iván Trillo: Líder de soluciones circulares y renovables para América Latina en Dow

Desde 2009 que la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó el 22 de abril como el Día Internacional de la Tierra, cada año más de mil millones de personas, gobiernos, instituciones y empresas, se suman a la acción para sensibilizar sobre el papel que cada uno puede desempeñar en la protección del medio ambiente.

Cyclone
Imagen: Pixabay

 

Este año, el lema de esta celebración hace referencia a “invertir en nuestro planeta”, una invitación a dar prioridad a prácticas sostenibles para responder a la crisis climática y construir un futuro más próspero y equitativo para todos.

Esto toma mayor relevancia cuando consideramos además que las empresas tienen una influencia
exponencial para impulsar el cambio de políticas y dar forma a las preferencias de los consumidores,
probablemente a una escala y ritmo más allá de cualquier otra entidad política o privada. Por ello, desde mi perspectiva, hoy debemos enfocarnos en reformular la conversación y acelerar la acción para impulsar la transición hacia una economía circular y próspera para todas las personas; pero es importante entender que esto solo está a nuestro alcance si trabajamos juntos.

En México, de acuerdo con un estudio conducido por Kantar, entre los temas por los que los mexicanos muestran mayor preocupación, se encuentra el cuidado del medio ambiente. Sin embargo, solo el 35% de los mexicanos señala comprender en su totalidad el concepto de economía circular, que resulta fundamental para abordar de manera efectiva el cambio hacia un futuro más sostenible, donde los materiales se mantengan en uso durante el mayor tiempo posible y se recuperen y regeneren al final de su vida útil.

Esto último llama la atención por la importancia y los beneficios que brinda la economía circular: en primer lugar, reduce la cantidad de residuos que terminan en vertederos y océanos, lo que a su vez reduce la contaminación y la degradación del medio ambiente. En segundo lugar, reduce la dependencia de los recursos naturales al reutilizar y reciclar materiales existentes y, por último, también puede ayudar a reducir la emisión de gases de efecto invernadero y el cambio climático al disminuir la necesidad de producir nuevos materiales y la cantidad de residuos que se emiten a la atmósfera. 

Desde mi posición como Gerente de Sustentabilidad de Dow, en la compañía hemos establecido una serie de objetivos ambiciosos para lograr la transición hacia una economía circular. De esta forma, nos hemos comprometido a liderar el cambio en nuestra industria y en los mercados a los que servimos en busca de una economía totalmente sostenible. Además, estamos trabajando para garantizar que nuestras operaciones tengan un impacto medioambiental mínimo y que el valor de nuestros productos se conserve y vuelva a utilizarse, colaborando con nuestros clientes y socios para impulsar más innovaciones sostenibles para la sociedad.

En línea con lo anterior, esta estrategia de sostenibilidad se centra en tres ámbitos: la protección del clima, el impulso de la economía circular y el suministro de materiales más seguros para nuestro mundo, pues consideramos que la sostenibilidad es nuestra responsabilidad y un motor de crecimiento. Hoy, nuestra meta es inspirar a otras empresas e industrias mediante nuestra experiencia en la ciencia de los materiales para crear oportunidades de cambio.

Ejemplo de ello, son impulsar innovaciones como las resinas de polietileno post-consumo reciclada (PCR), una solución sostenible que se puede incorporar a diferentes aplicaciones de empaques y que ayuda a que las compañías logren sus objetivos de sustentabilidad al incorporar materiales reciclados en sus procesos. O, programas como Reciclatón, con el cual se fomenta un reciclaje inclusivo para garantizar una fuente de residuos consistente y confiable que también cree un valor compartido entre diversos actores clave.

Reconocemos que esta transición no es fácil, pero es fundamental si queremos garantizar un futuro
sostenible y crear un cambio profundo en nuestras prácticas actuales. Por esto, la invitación es para que como ciudadanos sigamos creyendo y aportando a un cambio sustancial, así como para que las empresas evalúen sus propias prácticas y establezcan objetivos realistas para mejorar su desempeño ambiental, incluso desde su cadena de valor.

Es importante entender que la lucha contra el cambio climático no solo es esencial para proteger el
planeta, sino también para fomentar el crecimiento económico, la innovación tecnológica y el bienestar de todas las personas que habitamos el planeta.

 

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