Estudiante del IPN inventa guante que traduce Lengua de Señas

Datos de la  Federación Mexicana de Sordos, refieren que en México hay  solo 300 000 personas que utilizan la Lengua de Señas Mexicana (LSM) aproximadamente, en tanto que el Instituto Nacional de Rehabilitación de la Secretaría de Salud de México, reporta que, alrededor de 2.3 millones de personas en México padecen discapacidad auditiva, de las cuales más del 50% son mayores de 60 años; un 34% tiene entre 30 y 59 años y cerca del 2% son niñas y niños.


Estudiante del IPN inventa guante que traduce Lengua de Señas
Estudiante del IPN inventa guante que traduce Lengua de Señas

Para cuidadores o familiares que necesitan comunicarse con la población que padece discapacidad auditiva,  Héctor Roberto Hernández Jiménez del Instituto Politécnico Nacional (IPN ) desarrolló un guante traductor del lenguaje de señas de las personas sordomudas.

 

El Signal Glove, fue diseñado para facilitar la comunicación entre personas sordas y oyentes, cuyo fin es cerrar la brecha de comunicación y mejorar la calidad de vida de millones de personas con discapacidad auditiva en México y el mundo.

 

El Signal Glove es uno de los diseños innovadores finalistas en el Premio James Dyson 2024, concurso internacional de diseño que incentiva los desarrollos realizados por las nuevas generaciones de ingenieros  y diseñadores industriales.

 

Cada uno de los finalistas del Premio James Dyson 2024 abordaron problemáticas que se suelen pasar por alto; la innovación, la investigación y la determinación fueron los principales pilares para crear soluciones que fomenten un cambio positivo. 

 

Una solución accesible para un problema global

El Signal Glove es un dispositivo innovador de bajo costo, equipado con cinco sensores que detectan la posición y presión de los dedos. Estos datos se transmiten a través de Bluetooth, transformando las señas de la LSM en letras que pueden ser leídas en una pantalla., y como se mencionó anteriormente, su principal objetivo es facilitar la interacción y el aprendizaje de la lengua de señas, tanto para personas sordas como para oyentes que deseen aprender el lenguaje.

 

“Ganar el Premio James Dyson es un paso de gigante hacia mi sueño de crear soluciones accesibles que transformen la vida de las personas con alguna discapacidad. Crear este guante traductor de lengua de signos es más que un logro técnico, es un compromiso con la inclusión y la esperanza de un futuro en el que la comunicación sea universal. Este proyecto refleja mi pasión por la tecnología al servicio de la humanidad”, comentó Héctor Hernández, creador de Signal Glove.

 

El potencial de Signal Glove es extenso. Podría configurarse para crear conjuntos de datos para detectar otros idiomas, ayudando a personas que no solo tengan problemas auditivos, sino a quienes no conozcan cualquier otro idioma o lenguaje de señas en todo el mundo.

 

Otros de los proyectos finalistas del Premio James Dyson, también desarrollados por estudiantes mexicanos fueron: 

 

Loo, un sistema de inodoro seco que no utiliza agua ni sistema de desagüe permitiendo a los usuarios tener un buen tratamiento de sus heces. Lo que distingue a Loo de otros productos es su diseño como retrete seco, que incorpora un dispensador de materia orgánica como hojas secas, café y té, lo que facilita su uso y lo hace comparable a un inodoro convencional. 

 

No necesita agua, controla los olores para evitar enfermedades y tiene un recipiente hecho de micelio que recoge los residuos fecales y la materia orgánica, ayudando así a nutrir esta mezcla para evitar la proliferación de bacterias. Además, esta mezcla enriquecida puede utilizarse para mejorar la fertilidad del suelo enterrándola, lo que favorece la plantación de árboles.

 

Loo es un proyecto creado por un equipo de chicas del Tec de Monterrey Campus Puebla, integrado por Evelyn Ramírez, Viviana González y Claudia Villaseñor, y constituye una gran recurso para las personas que habitan refugios, propiedades rurales y aisladas que no tienen un sistema de drenaje o acceso al agua potable y que deben compartir muchas veces los sanitarios, y que llegan a padecer de enfermedades causadas por el contacto o la ingestión de agua contaminada.

 

El tercer proyecto mexicano, que figuró también entre los finalistas es Concavix,

proyecto creado por el equipo de chicos de la Universidad Anáhuac Mayab, integrado por Jonathan López, Raúl Hernandez y María de Lourdes Zaldívar. 

 

Concavix es un mouse de diseño cóncavo que permite a las personas con manos no desarrolladas, utilizar el mouse y el teclado simultáneamente. Mientras muchos dispositivos tecnológicos atienden a la población en general, Concavix atiende las necesidades de personas con manos no desarrolladas, grupo a menudo marginado en tecnología. 

 

Con el aumento de home office, el uso del streaming y la dependencia de las computadoras, la tecnología inclusiva es esencial dentro de un mercado tecnológico que a menudo pasa por alto a personas con discapacidades. 

 

Los 20 proyectos elegidos como finalistas (los tres desarrollos innovadores de México, así como los de EUA y Canadá) pasarán a la siguiente fase, que competirán por el Premio James Dyson. Los ganadores recibirán el apoyo financiero y la asesoría técnica para llevar sus innovaciones al mercado.





 

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