Etiquetado frontal... por dentro y por detrás

El azúcar en la evolución de los humanos, su incidencia en México y la parcial solución de los etiquetados.

Por: Alex Villalpando (Darpan), creador del método Entrepremission y Mkt Partner en GlassRock, Best Scalable Practices.

 

“La naturaleza crea Aguacates, mas no panquecitos”

-Dr. Mark Hyman

 

Hyman es Presidente de la mesa directiva del Instituto de Medicina Funcional de Estados Unidos, autor de varios libros, entre ellos: ¿Qué carajos debo comer? y La dieta detox en 10 días: La solución al azúcar en la sangre.

 

Él junto con varios científicos más actuales y educadores como el Dr. Ron Rosedale, Dr. Robert Lustig y Joshua Rosenthal, y PhD. David Sinclair, han dedicado su últimas décadas a hacernos ver la tragedia que está atravesando bajo nuestras narices, ya que mientras muchos científicos se dedican a ampliar nuestra esperanza de vida, nuestros hábitos la deterioran, antes moríamos de hambre, ahora morimos de hipertensión, cardiopatías, y diabetes, y nuestros últimos años de vida sin calidad de vida, enfermos y dependientes de cada vez más fármacos.

 

Hay algunas razones por las cuáles no dejamos de consumir azúcar, comemos lo que caiga, lo que sepa más rico y si está listo en un minuto, o al abrir de una bolsita, mejor.

 

Razón #1

 

Como especie tenemos muy poco tiempo sobre la faz de la tierra, para darnos una idea, nuestro sistema solar tiene aproximadamente 5 mil millones de años, durante los primeros 1,000 o 2,000 millones de años de esos 5 mil, la temperatura en la tierra fue muy alta como para que cualquier estructura complicada tomara forma, los siguientes 3,000 millones los dedicó la tierra a la evolución biológica, logrando producir desde organismos unicelulares, bacterias, hasta seres capaces de leer un artículo como éste, sobre etiquetado frontal, aunque aún no lo parezca.

 

En breve me explicaré mejor sobre éste contexto. Verás, los seres capaces neurológicamente de poder leer debido al desarrollo del córtex prefrontal, no tienen más de 50,000 años, aunque en ese momento su nivel cultural se los impidiera, anatómicamente su cerebro ya era igual al nuestro. Hasta hace 12,000 comenzamos a dominar la agricultura y la ganadería en vez de sólo salir a cazar y recolectar, lo que hizo más estable nuestro acceso a glucosa en la sangre, la mayor fuente de energía para el ser humano, es importante notar que el cerebro es el que mayor porcentaje de ella emplea.

 

Previo a ello, podían pasar largos periodos de tiempo sin que consiguieras comida, ya no digamos matar a un animal aún pequeño, menos un Mamut, lo que hace que estemos predispuestos a consumir más de lo que necesitamos en caso de que después no haya energía suficiente disponible.

 

Es así que tu cerebro viene cableado para sobrevivir, y dejas de ver, que lo realmente importante es la Calidad de vida, ya no la supervivencia, por otro lado, no tiene muchas decenas de años en que dejó de ser realmente así, en cuanto disminuyeron los conflictos armados.

 

A medida que pasan los años, a excepción de la actual pandemia, cada vez es menos probable que tengas que luchar por sobrevivir, a menos que vivas en Irán, Siria, África Subsahariana (donde según la ACNUR -la Agencia de la ONU para los Refugiados- se encuentra la mitad de la población más pobre del mundo), algún país socialista como Venezuela, Corea del Norte o en un barrio muy peligroso o en nuestro caso, en el Sur de México donde se encuentra la mayor concentración de pobreza extrema.

 

Si en donde vives hay suministro estable de agua potable, disponibilidad de alimentos, condiciones aceptables de seguridad pública, te encuentras fuera de crisis humanitarias permanentes y tienes acceso a servicios de salud, entonces vivir en modo supervivencia no te ayuda mucho, por lo que es más productivo comer -sobre todo azúcar- con moderación.

 

Razón #2.

 

Por otro lado el azúcar altera el metabolismo y la bioquímica cerebral, propiciado en gran medida por el microbioma que hayas formado en tu sistema digestivo, y el cómo se comunique éste mediante el nervio Vago con tu cerebro, y provoque o no, un mayor flujo sanguíneo también a una región en tu cerebro llamada núcleo accumbens, la cual regula los antojos, las recompensas y los comportamientos adictivos, siendo el azúcar más adictiva que la misma heroína.

 

Por ello es que entre más está una persona acostumbrada a la comida ultra procesada, chatarra, rápida, bebidas endulzadas y gaseosas, etc. más incontrolable va a ser un antojo.

 

A veces no es perceptible el sabor dulce por que está escondido digamos en sazonadores y aderezos artificiales, altos en azúcar, pero también altos en sal y glutamato monosódico.

 

El jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) es lo que más alto índice glicémico posee, por eso es tan difícil resistirse a un refresco, un pastelillo de la tiendita o una hamburguesa de franquicia (el JMAF está añadido también en el pan de la hamburguesa por supuesto), de hecho se encuentra añadido en el 80% de los productos del súper, incluyendo medicinas y hasta geles con probióticos, vitaminas etc.

 

Por lo general, la acumulación del daño causado por el exceso de azúcar se desarrolla lentamente con el tiempo en diabetes tipo 2. La mayoría de las personas con esta enfermedad tienen sobrepeso o son obesas en el momento del diagnóstico. El aumento de la grasa le dificulta al cuerpo el uso de la insulina de la manera correcta, ya que la insulina se desvía a las células adiposas en lugar de realizar su función.

 

¿Pero por qué ocurrió esto?

 

Hace no mucho se expuso el caso de documentos descubiertos que muestran que un grupo comercial llamado

Sugar Research Foundation, conocida ahora como la Asociación Azucarera (en EEUU), le pagó a tres investigadores de Harvard el equivalente a $50.000 dólares para publicar en 1967 una revisión de los estudios sobre el azúcar, la grasa y las enfermedades cardiacas.

 

El grupo del azúcar escogió cuidadosamente los estudios que se utilizaron para la revisión y el artículo (bajo las prácticas que describe como “Ciencia tabaco” Jeffrey M. Smith), publicado en la muy prestigiosa revista New England Journal of Medicine, donde minimizó el vínculo entre el azúcar y el corazón, y difamó a las grasas.

 

Los científicos de Harvard y los ejecutivos azucareros con los que colaboraron ya no están vivos, tampoco estaban en ese tiempo obligados a transparentar sus fuentes de financiamiento como ahora, así que, de la misma manera en como las empresas actúan frente a los etiquetados obligados y las NOMs, pues se movieron cerquitita de la línea, sin violar ninguna ley, pero afectando a millones durante los próximos años, con una conducta que al paso de los años dejaría ver sus consecuencias en los sistemas de salud debilitados y poblaciones enteras enfermas.

 

Uno de los científicos que recibió dinero de la industria azucarera era el Dr. Mark Hegsted, quien se convirtió en el director de nutrición del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, donde ayudó a esbozar en 1977 el documento predecesor de las normas alimentarias del gobierno federal. El otro era el Dr. Frederick J. Stare, el jefe del Departamento de Nutrición de Harvard.

 

Pero también hay casos mucho más recientes, en 2015, un artículo en The New York Times reveló que una gran refresquera[1] había otorgado millones de dólares como financiamiento para investigadores que deseaban minimizar la relación entre las bebidas azucaradas y la obesidad.

En otro caso, en junio de 2016, la Associated Press informó que los fabricantes de dulces estaban financiando estudios que aseguraban que los niños que comían dulces tendían a pesar menos que aquellos que no lo hacían (¡Que alguien me explique!).

 

Razón #3

 

El grado de motivación y fuerza de voluntad que posees, es proporcional al excedente de energía de buena calidad que puedas almacenar o del que puedas disponer. Si tu cuerpo se encuentra inflamado por exceso de azúcar y grasas trans, falta de ejercicio, humo de tabaco, estrés, falta de sentido en la vida, entre otros, entonces es probable que tu cerebro no sepa calcular cuánta energía extra, aparte de tus funciones fisiológicas tengas disponible, si es que la tienes.

 

En su excelente libro Willpower: Redescubriendo la mayor fuerza humana[2], Roy Baumeister y John Tierney argumentan que los humanos pueden invocar actos de voluntad increíbles en ciertas circunstancias, pero admiten que la dieta es un caso especial. Baumeister lo llama "la paradoja de Oprah", llamada así por la popular estrella de televisión y uno de los seres humanos más exitosos del planeta, Oprah Winfrey, aludiendo a que incluso las personas con excelente autocontrol pueden tener dificultades para controlar constantemente su peso.

 

Baumeister y Tierney tienen otro término, la trampa nutricional: Cuando sigues la sabiduría popular, lo más probable es que quieras resolver unos kilos de más de la manera tradicional, el problema es que cuanto menos comas y más hagas ejercicio, menos probabilidades tendrás de tomar buenas decisiones alimentarias en el mediano-largo plazo para mantener tu pérdida de peso y vas a abdicar en el esfuerzo.

 

¿Te suena familiar la sabiduría convencional de salir a correr para bajar de peso y comer poca grasa? ¿Desayunar cereal de caja “sin azúcar” y comer galletas marías como snack? ¿Evitar el huevo y el aguacate para no subir de peso? ¿Tener un día “libre” pudiendo comer chicharrones de la tiendita y luego volver a tu dieta “normal” después de haber estado sometido a un régimen súper estricto? Los animales tienen dietas, a las que se acogen normalmente, el ser humano se atranca de comida y luego se pone “a dieta”.

 

Lo preocupante es que he observado que no muy pocas veces, esa sabiduría convencional proviene de consejos de un nutriólogo, doctor, o entrenador, incluso de un bariatra no muy actualizado, y como usualmente sabemos poco de esos temas, terminamos como los Lemmings desbarrancándonos en el intento, si bien bajando 25 kilos en dos meses, pero ganándolos de nuevo y más, en otros 6 meses.

 

Es demasiado estrés para tu cuerpo. Pues vamos a ensuciarnos las manos un poco con eso.

El problema del azúcar en la sangre también hace que sea más difícil para las personas que ya están comprometidas metabólicamente. Si tienes sobrepeso o antecedentes de malos hábitos alimenticios, existe una gran posibilidad de que se haya desarrollado o estés en camino de desarrollar síndrome metabólico. El síndrome metabólico es una serie de problemas de salud que se derivan del control deficiente del azúcar en la sangre y aumentan el riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular y diabetes tipo 2.

 

Contrario a lo que pensábamos, no es culpa de las grasas y el colesterol que ingerimos, sino de los carbohidratos y el azúcar propiamente. No hay un solo estudio que demuestre causa-efecto entre el colesterol que ingieres y el que desarrollas en la sangre, ya que tu hígado produce el 80% del mismo según un reporte de Harvard Health Publishing de Harvard Medical School, de hecho no hay ni siquiera correlación.

 

En otro artículo escrito por investigadores prominentes de todo el mundo, publicado en Annals of Internal Medicine en 2014 en donde se repasaron datos objetivos de otros 72 estudios, información observacional, ensayos aleatorios, controlados y rigurosos que manipularon el tipo de grasas que la gente comía, y analizaron los ácidos grasos que circulaban en su torrente sanguíneo y tejidos adiposos, de un conjunto de más de medio millón de personas, descubrieron algo A-SOM-BRO-SO, las grasas en la sangre que causan infartos -el ácido palmítico y estereático-, provienen del consumo de azúcar y carbohidratos, no de las grasas que consumes, y esto ocurre porque el cuerpo transforma los carbohidratos en grasas en un proceso que se conoce como Novo Lipogénesis al llegar al hígado.

 

Los síntomas principales del síndrome metabólico son aumento de la grasa corporal alrededor de la sección media del cuerpo y resistencia a la insulina. Cuando las personas pierden sensibilidad a la insulina, tienen dificultades para mantener niveles estables de azúcar en sangre (glucosa) y están sujetas a grandes cambios también de glucosa en sangre en respuesta a la ingesta de alimentos, principalmente azúcares o carbohidratos con un alto índice glicémico, combinado con una alta carga glicémica (La carga glicémica mide el impacto real de los alimentos en el azúcar en la sangre y la respuesta de la insulina, basándose en una proporción promedio de algún alimento).

 

Dado que la fuerza de voluntad es sensible a estos niveles cambiantes de glucosa, el síndrome metabólico hace que sea aún más difícil mantener tu fuerza de voluntad y controlar tu alimentación a lo largo del día.

Para empeorar las cosas, no ingerimos suficientes grasas saludables, al menos las visibles al ojo humano, como la yema del huevo, carne de animales de crianza orgánica y pastoreo, aceites saludables como el de Oliva, coco, linaza, ajonjolí y aguacate y por el contrario, SÍ ingerimos demasiadas grasas TRANS en muchos alimentos procesados o fritos en restaurantes o en la calle con aceites de bajo punto de humeo, lo que las hace oxidarse en nuestro cuerpo, o que ya venían oxidadas, debido a que los aceites de semillas (como el de girasol), leguminosas (como el de soya) o cereales (como el de maíz), usualmente se someten a procesos industriales, o hidrogenación y también a altas temperaturas e incluso procesos de desodorización, también con el fin de extender la vida de anaquel de alimentos altamente procesados que los contienen, así como mejorar su palatabilidad al mezclarlos con sal y azúcar.

 

Todo esto lo saben todas las compañías de alimentos, es sólo que aprovechan los subsidios al maíz, para a partir de ahí producir JMAF, de manera más barata, y también que la mayoría no hacen nada a lo que no se les haya obligado. Tampoco los consumidores se han preocupado por saber leer etiquetas, aprender sobre qué alimentos son saludables, planear lo que van a comer y mucho menos aprender a cocinar, debido a la facilidad con la que encuentran una bolsa de panquecitos, papas y bebidas azucaradas desayunar, comer y cenar en la esquina. Es por ello que ahora la autoridad busca mejores maneras de señalarlo al frente en letreros mas sintetizados y que alerten sobre la realidad, compitiendo con las leyendas tradicionales de “adicionado con vitaminas y minerales, etc” que hacen parecer que se trata de alimentos saludables, que otorgan felicidad y hechos con cariño.

 

El etiquetado frontal, como en cualquier dinámica de sistemas, no es la única manera de resolver un problema, es necesaria una serie de acciones coordinadas de parte de todos los involucrados, para llegar a una mejor solución.

 

Es necesario también que las empresas aprendan cada vez más a hacer negocios sostenibles sin afectar a los consumidores, al ambiente y a las demás especies, que el negocio sea bueno, siendo bueno para todos.

Es necesaria una cultura de alimentación saludable desde una edad temprana, de modo que los panquecitos, no sean parte fundamental de la alimentación, sino una excepción, un antojo, conscientes de que no es lo mejor para el organismo, sin tener que llegar a prohibirlo como el caso de Oaxaca.

 

Es necesaria una regulación adecuada por parte de los gobiernos, de manera incremental a largo plazo, sin ocurrencias, y sin buscar culpables neoliberales a una pandemia, tomando cada quien su responsabilidad, solo así es cuando podemos generar un cambio, haciéndonos responsables cada uno de lo que nos toca.

 

Tal vez el problema como en todo, también sea el abuso, y tal vez también haga falta una advertencia que diga, “Todo con medida, no es sustituto de un desayuno, comida o cena”

 

La diabetes es una epidemia.

 

Según IMCO, es la segunda causa de muerte, y tratar una diabetes es hasta 21 veces más caro que la alimentación más sana, natural, orgánica, limpia y cara que podrías encontrar en el mundo. Invierte en tu salud, alimentándote de manera natural. Una hemodiálisis prescrita por insuficiencia renal crónica, debido a la diabetes, puede costar hasta 1,500 pesos, y tal vez sean necesarias de 2 a 3 por semana y duren de 3 a 4 horas cada una. Una vez que los riñones dejen de funcionar apropiadamente por tanta azúcar, las hemodiálisis son necesarias para sacar las toxinas del cuerpo.

 

Consumo

 

Según la UNICEF 1 de cada 3 niños tienen sobrepeso u obesidad, 1 de cada 2 está en riesgo de desarrollar diabetes.

 

No planear lo que vas a comer a diario y no saber cocinar lleva al desastre nutricional.

-Dr Mark Hyman

 

El etiquetado frontal puede ser o no un buen primer paso, pero es peor no hacer nada.

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