México y la transformación hacia una manufactura inteligente
Por Jorge García, Analista Principal de Business Intelligence y Gestión de Datos en Technology Evaluation Centers.
La transformación digital no es algo nuevo: se trata de un paradigma surgido a principios de la década pasada y que comenzó a acelerarse en los últimos años, sobre todo con la llegada de la pandemia de COVID-19. De hecho, existen estudios que indican que muchos de los procesos de transformación digital, que pudieron haber tomado tres años, se aceleraron y se lograron en 40 días como consecuencia de la pandemia. Es decir, la transformación digital se aceleró 27 veces debido a que la necesidad de avanzar y el cambio drástico en los paradigmas operacionales fueron factores que obligaron a las compañías a establecer estrategias enfocadas en mejorar las operaciones diarias con ayuda de la tecnología.
Para el caso particular de la manufactura, esta transformación hacia las fábricas inteligentes tiene especial importancia para impulsar el dinamismo económico de México. Primero, porque cada vez más empresas están entendiendo realmente en qué consiste la transformación y cómo detonarla.
Un error que cometen las organizaciones es confundir la transformación con la simple digitalización. No solo se trata de adquirir tecnología, sino de hacer que todas esas soluciones que anteriormente se adoptaron y que operan de manera aislada se integren para optimizar toda la información y los datos que se generan diariamente.
En la actualidad, adquirir sistemas aislados no es suficiente para decir que las fábricas se están volviendo más inteligentes. Las empresas deben evolucionar hacia sistemas integrales que se complementen entre sí y que operen armónicamente, generando ahorros y otro tipo de beneficios que impactan directamente en las operaciones.
Para avanzar hacia una manufactura inteligente, las fábricas deben seguir priorizando la adopción de procesos basados en el Internet de las cosas (IoT), el análisis de datos, la inteligencia artificial y la automatización avanzada, para así transformar la manera en que operan y compiten en el mercado global. La interconexión de sistemas, la optimización de la cadena de suministro, el monitoreo en tiempo real y la toma de decisiones basada en datos son solo algunas de las ventajas que las fábricas inteligentes pueden ofrecer al mercado.
Además, la transformación no solo implica ampliar la infraestructura tecnológica; también requiere un cambio de cultura. Por ello, para aprovechar al máximo esta transformación hacia una manufactura inteligente, las empresas propietarias de fábricas en México deben estar dispuestas a brindar capacitación y a desarrollar talento especializado en tecnologías emergentes.
Pongamos un ejemplo fuera de las fábricas: en muchas compañías los colaboradores tenían la oportunidad de hacer teletrabajo un día a la semana. Existía la tecnología para hacerlo, pero esta metodología era vista como una prestación. La pandemia de hace tres años llegó para cambiar ese pensamiento y hacer que lo que antes era visto como un ‘premio’ que se otorgaba a los empleados destacados o de un nivel superior, ahora fuera una necesidad básica de las compañías.
Lo mismo pasa con las fábricas: la adopción de sistemas empresariales debe permear en todos los niveles de la organización para que todos los colaboradores tengan acceso a una base de datos integrada que detone la inteligencia de negocios y permita un mejor análisis de procesos. Esto, además de una mejor capacidad de adaptación para todos los empleados, permite mejoras continuas en la gestión y control de los recursos.
Desde luego, la transformación digital implica algunos retos importantes. Uno de ellos es no contar con una estrategia para el manejo del cambio; es decir, antes de integrar soluciones digitales, las empresas deben cambiar algunas prácticas que podrían generar un impacto negativo en los resultados si no se gestionan correctamente.
Otro reto puede ser el límite de presupuesto; sobre todo cuando hablamos de empresas pequeñas y medianas. También debemos mencionar la complejidad de la tecnología, sobre todo en soluciones avanzadas de orquestación en la nube e inteligencia artificial que requieren capacitación forzosa por parte de especialistas técnicos.
Finalmente, el último reto y quizá uno de los más importantes es sin duda el de la ciberseguridad. Hay estudios que señalan que el 66% de las compañías en todo el mundo fueron víctimas de ransomware el año pasado. Esa cantidad de empresas vulneradas implica un enorme riesgo y una cantidad abismal de pérdidas económicas.
En conclusión, la transformación digital no es algo que se vaya a dar en el futuro, sino algo que ya estamos viviendo. Esto implica una enorme oportunidad de negocio para las empresas de manufactura, pero también una serie de desafíos que se deben atender para alcanzar los objetivos que esta evolución implica, lo que obliga a las compañías a volverse más eficientes, más digitales y cada día más productivas en beneficio de la economía nacional.